Flash Gordon, un comic clásico púlcramente realizado
El autor de Flash Gordon es Alex Raymond, un dibujante de comics, que desde pequeño mostró unas extraordinarias dotes para el dibujo. Su padre, un ingeniero al que le apasionaba el diseño, trató de dirigirle hacia esta profesión. Aunque Raymond encontró su primer empleo como agente de bolsa en Wall Street, el crack de 1929 se encargó de hacerle cambiar de opinión. Poco después se inscribió en la Grand School of Art.
Al comenzar la década de 1930 empieza trabajando como “negro” (dibujante no acreditado) y la formación que adquiere le prepara para llevar a cabo la producción de tres tres series clásicas de la historia del cómic: Flash Gordon, Jungle Jim y Secret Agent X-9.
El comic primero, Flash Gordon, según mi opinión, se caracteriza por la elípsis de las escenas de acción, peleas... apenas se ven explícitamente dibujadas. Cada viñeta es una cuidada y elaborada ilustración. Los personajes no son huecos ni maniqueos pero, como hay poco margen para verlos a cada uno evolucionar dentro de la historia, el lector percibe que el guión se reduce a que los malos atacan-los buenos se defienden-los dos protagonistas se salvan siempre.
Es curioso y, a la vez, un detalle a favor del comic que se hace una extraña mezcla de tecnología ultramoderna en medio de la naturaleza salvaje, que nos podría recordar a Tarzán.
Al ser sencilla la trama caigo en la cuenta de que el “motor” de toda narración, ya sea en comic o teatro o cine es que los protagonistas de cada momento se van “pasando la patata caliente” de unos a otros. Para que siempre esté en el tejado del otro. Y así se logra generar interés por lo que sucederá y mantener enganchado al lector.
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