Hotel Silencio, de Audur Ava Olafsdóttir. Un perfecto manual de autoayuda!!

Es un libro bien escrito. Lo que crea incertidumbre porque la autora parece que coge la vía humorística, humor negro y sin embargo, no acaba de cuajar. Pues al principio quiere mostrar un dramatismo apabullante y tenso acerca de la idea, del deseo de poner fin a su vida con un viaje sin vuelta del protagonista. Lees los pensamientos tal cual de su mente y, según va avanzando la novela cansa y empiezas a decir “ pues voy a acabarla para salir de dudas, de si realmente se mata o no”. Svanur, el vecino tiene sentido pero está muy mal configurado su personaje, el cual parece que responde a lo de “dar el pie” en teatro a las intervenciones habladas del protagonista Jonás; la madre , la esposa y la hija, tres personajes femeninos y de los cuales la hija, Ninfea es la que realmente tiene trasfondo. El país al que viaja parece como de una novela distópica o utópica. Y bueno, la autora, por decirlo de alguna manera no tiene la suficiente sensibilidad de Willa Cather por ejemplo (el último libro que leí, de sus cuentos ) y entra en el bucle de querer mantener el ardíd de la llama esperanzadora de leer con alegría el argumento de la novela, y no lograrlo claramente. No obstante, el personaje es un tipo simpático y es, a la postre, una versión para adultos de Mario Bross, pues como dice él mismo, de lo único de lo que se enorgullece es de ser un manitas. En definitiva, una comedia negra coral que sigue la estructura norteamericana de que la historia es un círculo. El humor desborda la ironía y la agudeza mental de Jonás, el protagonista, el cual quiere suicidarse por irle mal en la vida. Y ello es una excusa para mostrar cómo es la sociedad nórdica de Islandia; por ejemplo, por mirar el protagonista a los ojos a otro hombre, éste dice que le provoca y le arrea de ostias. Con la frialdad de carácter no obstante, se trasluce toques de sexo, de frialdad objetiva en toda su crudeza y … en fin, un pupurri de emociones que te enganchan y hacen que te identifiques y que le cojas cariño al protagonista. Sobre todo por su diálogo mental continuo que la autora transcribe y que me recuerda a los personajes de las comedias de David Trueba. Es curioso, Islandia y España: tan distantes geográficamente y compartiendo estilo narrativo. De los otros dos huéspedes. De los dos hermanos con el niño que regentan el Hotel, y con la forma de ser de Svanur, el amigo, el vecino que simboliza a una clase de gente determinada; al igual que cada uno de los otros personajes son representaciones simbólicas de tipos de personas que todos conocemos. Lo maravilloso del protagonista es que es una persona que nunca se da por vencido, y que vence la depresión porque, constantemente tiene alerta los sentidos y humor en el AQUÍ Y AHORA. La autora, a lo mejor sin ser su intención principal o prioritaria, hace una cosa muy valiosa. Al leer acerca de Jonás el protagonista, te das cuenta del tremendo daño que hace en las mentes la obsesión por algo o el sentimiento de culpa, ambas cosas enfermizas. Y como el protagonista sabe moldearse adaptándose a las obsesiones de su mente embotada por el deseo de huir egoístamente hacia la muerte por tener, símplemente, el horizonte complicado, por eso surge el humor y las ganas de tirar hacia delante de él. Hasta la página treinta y seis realmente no me engancha. Lo del tatuador parece que promete mucho y después al final, se confirma en que se trata de una novela tragicómica llena de ironía. Lo del suicidio no entristece, más bien se siente y palpa la ironía a raudales. Y el amigo Svanun parece el Olaf de la tira cómica del periódico. Erotismo, culpa, crítica al estado del bienestar, etc... Está escrito en clave apocalíptica de forma irónica como si fuera el protagonista un superviviente de la hecatombe final que se avecina, el cataclísmo del fin del mundo (el fin del protagonista). Se percibe el tipo de sociedad menos barroca emocionalmente típica del norte de Europa, se ve que la gente es más fría y distante. Aunque no lo es, se podría entrever como una comedia de humor negro. El hombre no tiene en el fondo idea de matarse porque, es original en su manera de observar el mundo, y lo que hace es racionalizar sus excentricidades. Lo que sucede es que la autora sabe engancharnos con los pensamientos de Jonás y los modos de comportarse de los personajes.

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