Acerca de la historia de los carteles
Como buen apasionado del diseño gráfico, creo que merece interés contar algo acerca de los cartelistas, precursores del diseñador gráfico del siglo XX.
La invención de la imprenta marca un hito, al igual que es importante el valorar la litografía, las técnicas de grabado, Durero hizo valiosas aportaciones, serigrafía, …
En las pirámides del Antiguo Egipto ya aparecen en las paredes los precedentes del diseño gráfico o de la técnica del comic.
Pero, centrándonos en la época moderna, ss. XVIII y XIX, los carteles culturales, que anunciaban espectáculos precedieron a la labor de propaganda que tuvo el cartel a raíz de la revolución francesa.
Sin embargo, hemos de esperar al siglo XIX para que consideremos el cartel como un medio de comunicación visual al igual que los periódicos son medios de comunicación escrita.
Para profundizar en el conocimiento de la cartelería y su historia, hemos de hacer una parada en el estudio del modernismo, considerando la etapa de 1890 hasta el inicio de la I Guerra Mundial, en 1914, Se ha de valorar en este periodo de tiempo el empoderamiento del artista que realizaba carteles como un autor que tiene libertad e independéncia para plasmar en el cartel los vestigios y huellas del momento social que le toca vivir. Este periodo es el más prolífico y hemos de abrir el abanico : a parte del modernismo, citaremos al Art Nouveau, el impresionismo, el cubismo, el expresionismo, el futurismo o el fauvismo... todos ellos estilos artísticos.
Igual que los dibujos esculpidos en los frisos de las catedrales románicas eran el periódico del pueblo que acudía a las iglesias y que no sabía leer ni escribir, los carteles cumplieron tal función en los inicios del siglo pasado.
Eduardo Mendoza escribió “La ciudad de los prodigios”, una novela que habla de la exposición de la ciudad condal, Barcelona, en el XIX; pues bien, la plataforma de estas exposiciones universales servían de trampolín para el conocimiento y la difusión de los carteles y la consiguiente reputación de sus autores.
Particularmente, me parece un artista con mayúsculas Alphonse Maria Mucha. Así que he de explayarme algo en la valoración del modernismo y de la obra de Mucha: el modernismo tiene su génesis en la literatura y el arte de la poesía, se caracteriza por la rebeldía creativa y ello va acompañado de la devoción y la exaltación de la ciudad y sociedad de París, su cemtro neurálgico. Todos recordamos los vistosos y “musicales” carteles de Toulousse-Lautrec.
El inicio del modernismo se sitúa en 1888 con la publicación del poemario Azul... del poeta nicaragüense Ruben Darío.
Plásticamente los carteles de Mucha indican una suavidad y una gama de colores pastel con profusión de adornos, como en el barroco, y se exalta la figura femenina, y tiene importancia el marco en el que se encajona el cuadro o ilustración. Me recuerda el valiosísimo arte de los miniaturista de las abadías medievales que hacían todo un “mundo” de la caligrafía de las letras iniciales de los capítulos, de los libros que se escribían antes de la invención de la imprenta, a mano.
También creo que el paso del tiempo le ha hecho un flaco favor a este ilustrador que, yo pondría en la misma ubicación que pintores como el Greco pues las variaciones ´sui generis´de cada uno, salvando respetuosamente para ambos, las distancias, no sé por qué no pueden pasar para nosotros, público del siglo XXI, como equitativas o similares.
Metiéndome en el terreno del subjetivismo personal diría -sin que sirva de precedente- que el buen diseño gráfico, el excelente por antonomasia es arte, y así, dicho esto, se barrería de un plumazo la división entre oficio técnico y arte puro. Cosa que da para debatir mucho, largo y tendido. Igual que la publicidad actual emplea elementos antiguos como iconos que atrapan la atención del espectador, yo me pregunto por qué el público de la calle de hoy, no conoce a Mucha. Su revitalización sería un acierto como lo ha sido el reconocimiento tardío pero enormemente merecido de Nikola Tesla. El poderío de la riqueza y el egoísmo del magnate Edison le jugó una mala pasada en vida y de cara a la historia y la posteridad.
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